jueves, abril 20, 2006

SIN NOVEDAD junto al mar

Quisiera pedirles disculpas a mis dos lectores a causa de mi ausencia en estos últimos días, pero la verdad es que las obligaciones del hogar no me han permitido salir de paseo sino a hacer un par de visitas o a cenar. Espero ya ponerme en marcha esta noche para el tour de baluartes que aún me falta. JOE

lunes, abril 17, 2006

SAN MIGUEL sobre las olas

Mi pequeño viaje a Calakmul me dejó una profunda experiencia sobre lo que el ingenio humano es capaz de crear para transformar su entorno, sin importar el momento de la historia en el que se encuentre... y también me dejó un dolor de piernas considerable.

El Domingo de Pascua decidimos no apurarnos demasiado, después de todo habíamos vivido una aventura muy cansada el día anterior, de modo que de casa no salimos hasta la tardecita después de haber dormido hasta la una de la tarde más o menos.

Yo no conocí el cóctel de camarones sino hasta que me lo incluyeron en un paquete de viaje hace más de un año a Celestún, YUC. de entonces me pareció un plato bastante agradable, de modo que me propuse comerlo de nuevo cuando visitara estas regiones. Después de mucho pensarle me fui con Iván a los mariscos que están frente al estadio 'Nelson Barrera' donde pudimos degustar un cóctel y también un huachinango... en realidad el pescado me gusta bastante, pero no frito porque me parece un plato demasiado fastidioso de comer dando mi temor a las espinas. Aún así la comida transcurrió sin pena ni gloria, con un servicio bastante mejorable.

Nuestro objetivo para después, era visitar los diferentes baluartes que conformaban el sistema de murallas de la ciudad de Campeche. Siendo un Domingo de Pascua en una población provinciana creo que sobreestimé el espíritu turístico de la ciudad... salvo el baluarte de San Pedro y la Puerta de Tierra todos los demás baluartes estaban cerrados. De modo que decidimos postergar la visita para otro día (que ya no sería gratis). Aun así tomé algunas fotografías en San Pedro que actualmente funciona como un pequeño museo dedicado a exhibir todos los géneros artesanales del estado de Campeche. El jardincito interior es absolutamente adorable, ahí pude captar estas imágenes.



Como todavía era bastante temprano como para la puesta de sol (que insistí en presenciar en San Miguel) nos fuimos a perder algo de tiempo en el Museo de Artesanías que se encuentra en el malecón, donde compré algunos recuerdos artesanales típicos... y recordé que no me he comprado el panamá que quiero desde hace tiempo.

Luego de un rato, nos movilizamos hasta el antiguo Reducto de San Miguel, una de las dos fortalezas que custodiaban a la ciudad de Campeche de los ataques provenientes del exterior. La historia romántica nos dice que se construyeron para rechazar las incursiones de piratas desde el mar, pero la verdad es que todas las fortificaciones de la ciudad se terminaron hasta el s. XIX, hacía más de 200 años que los piratas habían desaparecido del Golfo de México.

Si de algo estoy enamorado es de la fantástica vista que se tiene desde San Miguel al atardecer, se puede contemplar en su totalidad a la bahía de Campeche y toda la ciudad, la visión se pierde en un punto donde el azul del mar y el azul del cielo se unen mostrando un paisaje que parece salido de una pintura hecha en colores pastel. He pasado mucho tiempo arrobado por esta belleza mientras zurcaban por mi cabeza reflexiones sobre la majestad de la creación. No eres el mismo después de que has visto una puesta de sol desde San Miguel.



Pocos lugares existen más hermosos para hacerse una sesión fotográfica y jamás he desperdiciado la oportunidad. Gracias a mi excelente fotógrafo me llevaré bonitos recuerdos sobre San Miguel que siempre se quedarán en mi corazón. JOE




P.D. Lo que si me repateó un poco fue tantísimo huerco que había en el sitio nada más desconcentrando con su gritería y poco respeto al sitio. Justicia poética cuando una de las huercas se precipitó en el foso alrededor del castillo... bueno, no se cayó al foso, pero si se tropezó en el puente... a ver si así aprender a no andar de correlona y escandalosa.

CALAKMUL, Patrimonio de la Humanidad



Uno de los objetivos principales de mi visita a estas tierra es la visita a sitios arqueológicos que me han comenzado a interesar desde hace unos años. Campeche es una tierra única que ofrece la mayor cantidad de sitios explorados en la region. Esta vez mi visita principal ocurriría en la Antigua Ciudad Maya de Calakmul que per se ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.

Desde el Viernes anterior habíamos hecho las reservaciones para el tour en una pequeña agencia del centro de Campeche. Tengo que consignar aquí que es triste la poca disponibilidad de toures organizados desde la ciudad hasta los sitios arqueológicos y los pocos que hay son bastante improvisados y de calidad que deja de desear.

La aventura comenzó desde el amanecer del Sábado, desde las 5.00AM nos levantamos y después de una hora estábamos listos para partir, sin embargo tuvimos que esperar a la suburban que pasaría por nosotros rumbo al sitio. A las 6.30 ya estábamos en camino. En el grupo estaban junto con Iván y yo íbamos una pareja joven de yucatecos y 3 biólogos ingleses. El camino fue bastante largo a través de caminos rurales (para ahorrar tiempo) equivando baches y vacas que se atravesaban en el camino.

A eso de las 9.00AM llegamos a Silvituk un pequeño poblado junto a la laguna del mismo nombre, la más grande del interior de Campeche ahí pudimos almorzar muy sabrosamente en un pequeño restaurante de techo de palma enmedio del frescor de la mañana (¡así es, frescor!) según nos decía el guía el clima había estado inusualmente suave ya que suele ser mucho más caluroso en esta época del año.

A eso de las 10.00 ya estábamos camino al primer sitio que visitaríamos en el tour: BALAM-KU que más o menos significa "santuario de jaguares". Ahí nuestro guía, que todo el camino nos entretuvo con detalles de la cultura maya, nos dio explicaciones sobre flora, fauna y cosmovisión maya. Aprendimos sobre el ficus que asfixia a los árboles, sobre la pequeña planta llamada XI'AT usada para artesanías y como anticonceptivo y también sobre el CHE'CHEN y el ROJO árboles antagónicos por el uso que tiene su savia.

Lo que sí me trajo estresado durante toda la visita al sitio fueron los enormes avispones que nos estuvieron acosando todo el momento, que según el guía no nos harían nada, pero que de todas formas no me convencían :S

BALAM'KU fue el primer lugar donde pude percibir la mezcla entre los estilos petén y pu'uc en uno de los edificios.... jejeje de hecho fue la primera vez que me di cuenta visible de los estilos de construcción entre los antiguos mayas.

El mayor tesoro del centro ceremonial de BALAM'KU es sin duda el "Friso de los Cuatro Reyes", que se encuentra en exhibición en el lugar. Oculto bajo la construcción de templos posteriores este friso es una obra monumental de varios metros de ancho y largo. Esculpidas en estuco las monumentales figuras de 4 reyes y varios dioses cuentan la visión de los mayas sobre el ciclo solar y de como lo asociaban al mismo ciclo de ascenso y descenso de los gobernantes terrenales. El friso data de hace más de dos mil años y se ha conservado en condiciones excelentes dado que en etapas no muy posteriores a su construcción fue cubierto por otros constructores posteriores que por así decirlo 'remodelaron' el edificio.



Después de 40 minutos de visita al sitio nos pusimos en marcha hacia CALAKMUL. Debo señalar aquí que esta antigua ciudad se encuentra en el corazón mismo de la reserva ecológica más importante del mundo después del Amazonas en Sudamérica. No hay actividad económica en el sitio y nadie puede establecerse dentro de él. Así que el camino es largo desde la entrada a la Reserva hasta la ciudad en sí. Alrededor de 60 kms. de un camino estrecho y deliberadamente sinuoso, construído así para evitar que los autos tomen grandes velocidades y dañen a los animales que se atraviesen en el camino. En este tramo estaba yo tan cansado que me dormí hundiéndome en mi asiento, nadamás sintiendo como se zarandeaba mi cabeza por lo extraño del camino. Sólo hicimos una parada en el trayecto para que uno de los ingleses guacareara por el mareo que tenía.

Es impresionante el tamaño que tiene el sitio arqueológico. Según nuestro guía, existen detectados alrededor de 7,000 construcciones en todo el sitio que es un enorme cuadrado de 70 kms. por lado de estos edificios sólo 22 han sido excavados... o sea que hay miles de montículos que aún guardan todo lo que nos podrían decir sobre los antiguos mayas.

CALAKMUL es diferente a todos los demás sitios que he visitado ya que por estar dentro de una reserva ecológica tiene intactos la totalidad de sus árboles. Tal cual se ve en las fotografías los árboles crecen libremente entre los edificios dado que está prohibido cortarlos por más pequeños que éstos sean.

Según nos explicó el guía, Calakmul fue descubierto por ahí de los años 30, desafortunadamente por casi 50 años lo recóndito del sitio lo hizo objeto de saqueos por expediciones furtivas que robaron y destruyeron muchos de los edificios sin ningún tipo de respeto... lo cual personalmente me resulta indignante. Una de las historias que me causó admiración fue la de la máscara de "Garra de Jaguar" que ya conocí en Campeche. Dicha máscara se encontraba sepultada en el templo de la fotografía. Según nos dijo nuestro guía los saqueadores cavaron en el montículo y por cosa de 20 cms. no descubrieron la máscara.

Las pirámides del sitio son las más grandes que me haya tocado subir, más o menos 22 pisos de escaloncitos pequeños (como suelen ser) con lo cual el esfuerzo fue bastante y hasta el día de hoy me duelen las piernas, sin embargo al llegar a la cumbre bien vale lo que puede contemplarse ya que la vista alcanza incluso hasta otras ruinas ubicadas en Guatemala.

Desafortunadamente el sitio cierra muy temprano y es demasiado lo que hay que ver (un tour integral, nos tomaría alrededor de 8 horas) por lo que no tuvimos tiempo de sentarnos a contemplar los edificios. Aún así, de ver aquellas ruinas es increíble ponerse a pensar todo aquello que ahí se hizo y ahí se dijo. Otro detalle que llamó poderosamente mi atención es el efecto de reverberación que existe en toda la plaza... esto quiere decir que desde la cumbre de los templos se escucha el eco de cualquier sonido que se haga... incluso a pesar de que la plaza está llena de árboles crecidos.

Antes de que cayera la noche nos volvimos a concentrar en la recepción para emprender el camino de regreso totalmente exhaustos y sin aliento... un poco por el esfuerzo de recorrer todo el sitio y otro poco por lo increíble de poder conocer apenas un poco de las maravillas que los antiguos pobladores de nuestra tierra dejaron para nosotros. JOE

viernes, abril 14, 2006

VIERNES SANTO de mucho pan..

Suelo publicar siempre mis entradas para el blog un día después de que ocurren. Pero mañana estaré bastante ocupado, de modo que me tomo un poco de tiempo esta noche para contar lo que me pasó este día.

Viernes Santo... segundo de los días importantes de la Semana Santa. Hasta ahora he estado dando cuenta de atractivos que he estado visitando en la ciudad de Campeche. Pero para darle un giro a la historia, mi inseparable compañero, guía y anfitrión Iván González y yo decidimos lanzarnos a la aventura fuera de la ciudad con rumbo hacia el Camino Real, o sea la carretera que comunica a las ciudades de Campeche y Mérida a lo largo de dos horas y media de travesía.

En realidad a mí me habría gustado visitar cada uno de los pueblos de la zona: Tenabo, Pomuch, Hecelchakán, Calkiní y Bécal (donde traigo la idea de comprarme un sombrero panamá). Sin embargo nuestras posibilidades son más bien limitadas dado que no tenemos como desplazarnos en auto y mi anfitrión es más bien ignorante de como moverse fuera de la capital en autobús.

Algo temprano nos apersonamos en la carretera para intentar tomar un autobús de paso, pero ante la espera infructuosa decidimos elegir otra opción. Muy bien podíamos acudir a la central de autobuses y tomar un bus a Hecelchacán o la siguiente opción era tomar un taxi colectivo para dirigirnos a nuestro destino. Optamos por esta última opción. Así que cerca del mercado encontramos la estación de camionetas. Una hora después de estar esperando a que se llenara el vehículo (incluso me entretuve tomandole fotos a los vendedores que se acercaban al taxi para comerciar, entre ellos este viejo de paletas de la foto) y estar escuchando tambora salimos rumbo a Hecelchakán en una travesía más bien cansada (¡¡¡no más taxis, ever!!!), ahí visitaríamos a nuestro amigo Uriel y su novia.

Originalmente toda la península de Yucatán formaba parte del estado del mismo nombre, su capital era y es la ciudad de Mérida, sin embargo Campeche era el único puerto que existía para embarcar la producción del estado hacia EEUU, Europa y el resto de México y a su vez la única vía para recibir productos desde el exterior, por lo que el camino real que comunicaba a estas dos ciudades era uno de los más activos de la época.



Uno de los poblados que floreció gracias a este ir y venir de mercancías fue HECEL-CHAKÁN, cuyo nombre en maya significa algo así como "paraje de descanso" puesto que era el punto justo a mitad de camino donde los viajeros podían descansar para luego seguir su travesía hacia Campeche. El sitio cuenta con varios pozos naturales de agua. Destacan en el sitio los portales que son sede de las oficinas municipales y la iglesia parroquial, una de las más antiguas del estado y que destaca por el hecho de contar con dos campanarios, símbolo de la riqueza del pueblo. (Antiguamente los templos debían pagar un impuesto especial por cada torre que tuviera el edificio).



Uriel y su novia, nos hicieron el gran favor de llevarnos hasta la vecina población de Pomuch que es famosa por sus tradicionales panaderías donde aún se procesa este rico manjar por medios tradicionales. La plaza del lugar (a diferencia de Hecelchakánj) bullía de gente, si bien la mayor parte de las panaderías se encontraban cerradas por ser un día feriado pudimos acudir a LA HUACHITA una de las panaderías con más tiempo en la elaboración del producto (1896). Me sorprendió el hecho de que no hay panes pequeños en la tienda, sólo panes enormes que también tienen precios más caros de la habitual, sin embargo algunas piezas bien lo valen pues tienen una consistencia y sabor que dificilmente se consiguen en las panaderías de la ciudad donde todo se elabora con máquinas.

Estuvimos unos minutos en la plaza comiendo panes rellenos de queso y viendo el ir y venir de los pobladores congregados en el sitio. Desafortunadamente la plaza se encontraba en muy malas condiciones, derruida y con mucha basura, por lo cual no valía la pena hacer fotografías.

De regreso a Hecelchakán, decidimos echarnos la vuelta al museo que el INAH tiene en la localidad. La verdad tengo que confesar que no estaba enterado de la existencia de este museo así que cuando pude entrar (gratis, gracias a que soy profesor universitario) quedé fascinado con el contenido de la exhibición que aunque modesto y museográficamente hablando poco elaborado muestra verdaderos tesoros. Lo anterior gracias a que exhibe piezas traídas desde la célebre Isla de Jaina. Esta isla en las cosas de Campeche es uno de los sitios más ricos en restos arqueológicos, lo que la ha vuelto famosa a nivel mundial en el ámbito arqueológico ha sido la gran cantidad de figurillas de barro que se han recuperado del sitio. Las figurillas de Jaina, destacan por su delicadeza, expresividad (las figuras tienen trabajados detalles tan elaborados como los pliegues de la ropa, párpados e incluso las pupilas de los ojos ) y la riqueza de los detalles para representar aspectos como el rol que desempeñaban en la sociedad aquellos que quedaron inmortalizados en estas piezas. Para mí fue maravilloso poder observar tales figuritas.

El resto de la colección del pequeño museo la constituyen una serie de estelas traídas desde otros sitios cercanos. Lamentablemente no había guías y ninguna estela contenía información sobre lo que representaba. Pero de todas formas servían para hacerse buenas fotos.



Según me decía Iván, Hecelchakán es famoso por la cochinita pibil que se prepara en pozo a la manera tradicional. Me había prometido ricas tortas cuando llegaramos al pueblo, pero desafortunadamente por ser Viernes Santo no había tal manjar en los puestos. De modo que optamos por dar por terminada la visita y volver a Campeche... claro, esta vez en bus. JOE

P.D. Al ir camino de Campeche, el autobús hizo parada en Tenabo, donde pude observar desde la ventanilla la iglesia del lugar, al parecer también de las más antiguas del estado a juzgar por su estilo.

JUEVES SANTO de visita a los siete templos

Por cuestión de oportunidad me toca estar en Jueves Santo visitando la ciudad de Campeche. Lo que me gusta de estar de visita en sitios fuera de mi ciudad es poder observar como la gente es más devota de los preceptos religiosos de lo que son en mi tierra de origen. Campeche no es la excepción. La historia tan antigua de la ciudad, sobre todo en lo que respecta a sus fortificaciones, va de la mano con la evolucion religiosa por lo que sus iglesias tienen características únicas que no se encuentran en otros sitios del país.

Para aquellos que nos criamos como católicos, no nos es ajena la costumbre de la 'visita a los siete templos' el día de Jueves Santo. Siguiendo esta costumbre, Iván armó un día antes un mini tour que nos llevaría a visitar las principales iglesias antiguas en la ciudad.

El primer punto que visitamos fue el templo de Santa Ana que se ubica 'extramuros' o sea fuera de las murallas de la ciudad. Este templo tiene adyacente (como otros tantos) una pequeña plaza que en este caso está dedicada a los Niños Héroes.

El templo de Santa Ana tiene marcadas características de la arquitectura religiosa campechana. Es un templo originalmente franciscano, por lo que se puede observar su conjunto frontal de campanas. Y lo más notorio es su aspecto de minifortaleza, sin grandes ventanas y de techos almenados. Según esto, las primeras iglesias campechanas, funcionarion también como puntos de resguardo donde los pobladores se escondían de los ataques piratas.



El siguiente punto de mi visita, fue el templo de San Francisco ubicado más cerca del centro de la ciudad y que tiene el orgulloso título de ser el primer lugar donde se ofició misa en el continente americano. Recientemente el templo ha sido restaurado en su fachada para devolverle su aspecto primitivo en color arena.

En este templo como en los demás que visité durante este recorrido era notoria la afluencia de feligreses para los oficios del Jueves Santo, por lo cual no pude entrar a tomar fotografías. Sin embargo desde la puerta pude observar un poco el bello retablo que adorna la parte posterior de la iglesia de San Francisco y un poco de las pinturas que existen en las paredes del recinto.



Moviéndonos más hacia el centro de Campeche nuestro siguiente punto de visita visitamos el templo de Guadalupe. A diferencia de los otros templos que habiamos visitado hasta el momento, Guadalupe es un recinto de dimensiones más modestas insertado entre las casas que forman el barrio homónimo en la ciudad.

Al lado del templo, se ubica un pequeño y bien cuidado parquecito que se parece más a los otros parques de la ciudad, por ejemplo se encuentra enrejado y tiene en su centro un bien conservado kiosko.



Al terminar nuestra visita a Guadalupe, cayó la noche. Un poco más tarde y después de encontrar sitio en el centro de la ciudad nos trasladamos a pie hasta nuestro siguiente templo: San Carlos. Este templo, construido en el s. XVII fue el primero 'intramuros' que visitamos y se encuentra en el extremo opuesto a la costa a unas cuadras de la 'Puerta de Tierra' de la ciudad.

Este templo tiene características que lo distinguen de los otros por un diseño mucho más elaborado que incluye dinteles y una pequeña cúpula que no poseen otros templos primitivos de la ciudad de Campeche.



Para el momento en que nos retiramos de San Carlos comenzaba ya a aumentar el número de personas que recorrían las calles del Centro Histórico esperando recorrer ahí mismo los siete templos de su peregrinación. Para cuando llegamos a nuestro siguiente destino ya comenzaba a volverse dificil conseguir sitio para estacionarse. Aún así pudimos colocarnos a una cuadra del pequeño templo de San Roque, conocido también como de San Francisquito (no sé sí por el parecido con el templo homónimo).

Este pequeño recinto también fue restaurado recientemente, por lo cual me sorprendió verlo después de que hace cosa de año y medio lo ví practicamente cayéndose. Tuve algunos problemas para tener buenas tomas de esta iglesia dado que se encuentra en el corazón de la ciudad rodeado de casas casi sin banqueta.



El siguiente punto de mi visita de Jueves Santo se encontraba a unas cuadras de San Francisquito: La Catedral de Campeche. Monumental y de estilo barroco, la catedral es el punto de referencia para muchos de los sitios del centro de la ciudad. Antiguamente, cuando el mar alcanzaba las murallas de la ciudad, la Catedral de la ciudad podía verse al aproximarse por barco. Hoy día ha habido un gran trabajo de restauración en su fachada.

Por ser día de Jueves Santo, enfrente de la catedral se encontraba un pequeño mercadillo donde se podían comprar mil y una cosas de la gastronomía campechana. Nosotros ya teníamos planes, así que no nos detuvimos... bueno, excepto Iván quien no dejó pasar la oportunidad de comprarse un tamal torteado de hoja de plátano.



El último punto del recorrido lo constituye un modesto templito en las calles aledañas a la catedral. El templo del Dulce Nombre de Jesús es una de las iglesitas más modestas del centro histórico y que para mi gusto está bastante abandonado. No tiene gran iluminación y no hay fichas informativas que describan su significado.

Aún así se encontraba lleno de feligreses de visita y al igual que en San Roque hubo algo de problema para poder obtener buenas tomas.

Finalizado el minitour, nos dirigimos a cumplir nuestra propia manda... cenar. Para eso nos apersonamos en los Portales de San Martín. Debo aclarar que por todo campeche existen lo que se llaman 'portales' antiguas edificaciones que cumplian funciones de oficinas gubernamentales y que en algunos casos ahora se rentan a comercios.

En este sitio llamado San Martín se encuentran celebres 'loncherías' una de ellas la de Conchita Cervera, donde estuvimos cenando. El menú: panuchos y torta de francés con jamón claveteado acompañado de un agua de horchata y coco (tan exquisita que me pareció estar bebiendo nieve). Lamentablemente hubo una pequeña confusión con la col curtida que nos sirvieron y terminé mega enchilado por el habanero que contenía lo cual me hizo comerme todo a prisa y sin disfrutarlo. Aún así fue un incidente divertido.

Debo mencionar que los portales tienen su parque adyacente y que ya había visitado anteriormente durante el día. Esta vez pude verlo de noche y debo decir que pareciera que se encuentra uno en otro sitio por efecto de la buena iluminación.



Fue muy satisfactorio recorrer la historia campechana a través de varios de sus templos, la fe de la mano de la historia... y también poder sentarse a disfrutar un poco de cocina local. JOE